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La vindicación de la naturaleza en los estudios de coloniales. Contraofensivas ecológicas anti-capitalistas

      Estas problemáticas relaciones entre capitalismo y naturaleza también han sido objeto de estudio dentro del marco del Grupo Modernidad/Colonialidad. Para estos teóricos y pensadores, la naturaleza ha sido brutalmente separada del hombre durante la Modernidad gracias al trabajo epistémico de Descartes y Kant, que asientan la base fundacional de la objetivación de la naturaleza, que es la condición de posibilidad del desarrollismo del capitalismo. De ahí que la Modernidad europea y su efecto económico-político subsiguiente, el capitalismo, inicien el camino que lleva a la colonialidad de la naturaleza. Si bien es cierto que la Modernidad también supuso la crisis del antiguo régimen y la conquista de la democracia y de la ciencia como motores de progreso humano y de la libertad, la igualdad y la fraternidad ilustradas, en este punto nos interesa mostrar y evaluar su contracara perversa.

      Para dar cuenta de este proceso veamos, brevemente, tres aspectos de la contraofensiva ecológica anticapitalista desde los estudios decoloniales:

a) La relación Modernidad-naturaleza. En la consideración de la relación naturaleza-Modernidad es fundamental acudir a las reflexiones del filósofo colombiano Santiago Castro-Gómez, que apunta que antes de la conquista de América el hombre y la naturaleza conformaban un todo interrelacionado y en variación. Con la emergencia de la ciencia y el capitalismo, acaecidos en la Modernidad, dicha relación entre el hombre y la naturaleza fue descomponiéndose hasta conformar. “ámbitos ontológicamente separados” (2007, p.81). A partir del nacimiento del paradigma filosófico moderno, iniciado por Descartes que establecía un corte ontológico entre el objeto y el sujeto de conocimiento, Castro-Gómez define su teoría de la “hybris del punto cero”, esto es, del pecado que comete el hombre por querer usurpar el lugar a Dios en su búsqueda de la objetividad científica. La crítica de la hybris del punto cero enlaza con la reivindicación del pensamiento amazónico de Viveiros de Castro que no supone una abstracción de la naturaleza sino un devenir: “el multinaturalismo amazónico no afirma tanto una variedad de naturalezas como la naturalidad de la variación, la variación como naturaleza” (2010, p.58). Por su parte, Enrique Dussel considera que el cambio de perspectiva respecto a la naturaleza adoptado por la Modernidad eurocéntrica es la síntesis de la praxis política del yo conquisto y de la praxis epistémica del yo pienso: “El yo conquisto de H. Cortes, el yo pienso como un alma sin cuerpo de R. Descartes, desvalorizó la naturaleza como una mera res extensa mecánica” (2006, p.133). Por ello, Dussel defiende la necesidad de iniciar una revolución ecológica, una nueva sociedad transmoderna cimentada en el respecto por la vida y la naturaleza.

b) La relación-capitalismo-naturaleza. Fernando Coronil conforma el concepto de “globocentrismo” para criticar el trato de la globalización liberal a la naturaleza, que hace de ella un capital natural a través de su explotación extrema ya que “la naturaleza está siendo privatizada y pasa a un número menor de dueños, está siendo redefinida como el capital natural” (2000, p.100). En una línea similar, Ramón Grosfoguel apuesta por poner en crisis el concepto de naturaleza occidental, es decir, la idea de que la naturaleza es el medio para el fin del desarrollo incontrolado que, a través de una tecnología cómplice, nos aboca a la destrucción ecológica: “se privilegia el concepto de naturaleza occidental (donde la naturaleza es siempre pasiva, exterior a los humanos y un medio para un fin) con todas las con- secuencias nefastas para el medio ambiente/ecología planetaria y se descartan otras formas de entender el medio ambiente y la ecología” (Montes y Busso, 2007, p.16). Ahora bien, las consecuencias de este abuso sobre la naturaleza van de la mano de los abusos sobre los seres humanos no occidentales. MaldonadoTorres señala como la colonialidad del ser tiene dos vertientes: “predica la inferioridad natural de sujetos y la colonización de la naturaleza, lo que marca a ciertos sujetos como dispensables y a la naturaleza como pura materia prima para la producción de bienes en el mercado internacional” (2007, p.135). Así, en este proceso de subalternización tanto de la naturaleza como de las subjetividades no occidentales se desarrolla una práctica colonial del ser a través de una metodología de la exterioridad que hace de ambos la gran otredad del discurso dominante del capitalismo.

c) La colonialidad de la naturaleza. Finalmente, las relaciones naturaleza-Modernidad-capitalismo
se pueden sintetizar en lo que Arturo Escobar (2011) ha llamado la colonialidad de la naturaleza. Para el antropólogo colombiano hay una relación perversa entre la pulsión creadora de la naturaleza y la pulsión destructiva del desarrollo capitalista. Recordemos algunas de las principales características de la colonialidad de la naturaleza: “a) clasificación en jerarquías (“razón etnológica”), ubicando a los no-modernos, los primitivos y la naturaleza en el fondo de la escala; b) visión de la naturaleza como fuera del dominio humano; c) subordinación del cuerpo y la naturaleza a la mente; d) ver a los productos de laTierra como si fueran productos del trabajo únicamente, es decir, subordinar a la naturaleza a los mercados impulsados por los seres humanos” (Escobar 2011, pp.92-93). Catherine Walsh alude también al concepto de colonialidad de la naturaleza partiendo de la crítica a la modernidad y al capitalismo pues la “colonialidad de la naturaleza ha intentado eliminar la relacionaldad que es base de la vida, de la cosmología y del pensamiento en muchas comunidades indígenas y afros de Abya Yala y América Latina” (2007, p.106).

      Así, la vindicación de la naturaleza de los teóricos del Grupo Modernidad/Colonialidad supone una contraofensiva ecológica que pone en crisis a la Modernidad y al capitalismo en tanto que motores de la división hombre-naturaleza, a la vez que subrayan la importancia de las prácticas ancestrales y la relación armónica de los hombres con los animales, las plantas y los espíritus.

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