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el tarot de eva

ENTREVISTA A EVA LOOTZ con base en SU PROPIA BARAJA DEL TAROT

Recibido: 29/10/2021 - Aceptado: 15/3/2022

EVA LOOTZ¹ + CLAUDIA RODRIGUEZ-PONGA²

Eva Lootz es una artista plástica austriaca nacionalizada española residente en España desde 1967. En 1994 obtuvo el Premio Nacional de Artes Plásticas, en 2009 el Premio Tomás Francisco Prieto de la Real Casa de la Moneda, en 2010 el Premio MAV de Mujeres en las Artes Visuales y en 2013 el premio de la Fundación Arte y Mecenazgo. Entre sus exposiciones más recientes cabe destacar “La canción de la tierra” (Tabacalera, Madrid 2016), ”Cut Through the Fog” (CGAC Santiago de Compostela, 2016) y “El reverso de los monumentos y la agonía de las lenguas” en el Museo Patio Herreriano y Museo Nacional de Escultura de Valladolid (Valladolid, 2020). Su obra muestra un marcado interés por la interacción entre materia y lenguaje, posicionándose desde una postura decolonial contra el dualismo occidental. 

Claudia Rodriguez-Ponga Linares es profesora del Máster Propio UC3M-CBA en Artes y Profesiones Artísticas (SUR Escuela), del Máster en Crítica y Argumentación Filosófica (UAM), y del Grado de Artes (UOC). Doctora en Artes por la Universidad de Sao Paulo con su “Pequeno tratado sobre arte e magia”, Máster en Comisariado por el Goldsmiths College y graduada en Bellas Artes por la Complutense de Madrid. Su práctica curatorial incluye trabajos con Sara Ramo (“La caída y otras formas de vida” en la Sala Alcalá 31), con Debora Bolsoni, y colectivas como “Nudo Nido”, comisariada junto a Isabella Lenzi en la Sala de Arte Joven (Premio de la XII edición de “Se busca comisario” de la Comunidad de Madrid).

Resumen

La idea de hacer un ‘Tarot de Eva’ tiene que ver con la forma en que imágenes y discursos entran en relación en la obra de la artista, para quien el abismo y solapamiento entre ‘mostrar’ y ‘nombrar’ es una preocupación recurrente. El tarot se construye, precisamente, sobre esos intersticios. Por otra parte, la obra de Lootz reivindica, desde los años sesenta, una materialidad radical de corte feminista basada en una experiencia corporal y espacial que se enraiza en las historias ocultas de lo matérico y, concretamente, en sus dimensiones políticas, vinculadas al extractivismo, al colonialismo o a la destrucción de formas divergentes de conocimiento que no encajan en la intelectualidad patriarcal que predomina en el pensamiento occidental. Por todo ello, las imágenes que se generan a lo largo de la práctica de Lootz reverberan con muchas de las figuras simbólicas de los arcanos mayores del Tarot de Marsella. Aprovechando para hacer un corte transversal que recupera obras menos conocidas de la artista, se confeccionaron preguntas que se correspondían con los 22 arcanos mayores y con las obras de la artista que sirvieron de disparadores de esta analogía. Una vez la baraja estuvo terminada, se eligió la tirada conocida como ‘árbol de la vida’, que constituye la actual entrevista.
Palabras-clave: Eva Lootz, tarot, dualismo, materia

[en] Interview with Eva Lootz based on her own Tarot deck

Abstract

The idea of elaborating ‘Eve’s Tarot’ has to do with the way in which images and discourses relate to each other in the artist’s practice, for whom the abyss and the overlapping between ‘showing’ and ‘naming’ is a recurrent concern. The tarot is built, precisely, on these interstices. Based on the other hand, since the sixties, Lootz’s work has stood for a radical feminist materiality rooted in a bodily and spatial experience rooted in the hidden stories of matter and, specifically, in its political dimensions, linked to extractivism, colonialism or the obliteration of divergent realms of knowledge that do not fit within the patriarchal intellectuality that predominates in Western thought. For all these reasons, the images of Lootz’s work reverberate with many of the symbolic figures of the major arcana of the Tarot of Marseilles. Taking this opportunity to cross-section her ouvre and recover lesser-known works by the artist, questions were prepared to match both the 22 major arcana and the art pieces which served as triggers for this analogy. Once the deck was finished, the spread known as the ‘tree of life’ was chosen, thus composing the current interview.
Keywords: Eva Lootz, tarot, dualism, matter

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COÁGULA (el mago)
Parafina, intervención en La Navata, 1977

EVA LOOTZ:

Una vez mencionaste que durante un periodo buscabas trabajar con un fluido aglutinante, con algo pegajoso que uniese. Esto me recuerda a lo que el mago y escritor Alan Moore dice sobre el estado del conocimiento hoy: que hace falta menos “solve” y más “coágula”. Que en Occidente nos hemos pasado siglos diseccionando, pero que quizás haya llegado el momento de empezar a coagular, a unir, a asumir el conjunto. También en esta linea encontramos discursos como los de Isabelle Stengers o Bruno Latour, que apuestan por una “cosmopolítica” ecológica y decolonial (por ejemplo, en el libro de Stengers Cosmopolítica, o en el nº 14 de la Revista Pléyade, en español, donde Stengers presenta “La propuesta cosmopolítica” y Latour se pregunta “¿El cosmos de quién? ¿Qué cosmopolítica?”)
La imagen es de una obra temprana, en la que vertías parafina sobre un lago. Me hace pensar que para coagular hace falta más que voluntad: hace falta un conocimiento experiencial de la materia… pienso en sí quizás hay una analogía con el presente ¿estamos tratando de coagular sin conocer antes, sin tocar?

02. Parafina, 1977,La Navata (Madrid).jpg
03.Parafina oscura, 1977, La Navata (Madrid).jpg

Una vez mencionaste que durante un periodo buscabas trabajar con un fluido aglutinante, con algo pegajoso que uniese. Esto me recuerda a lo que el mago y escritor Alan Moore dice sobre el estado del conocimiento hoy: que hace falta menos “solve” y más “coágula”. Que en Occidente nos hemos pasado siglos diseccionando, pero que quizás haya llegado el momento de empezar a coagular, a unir, a asumir el conjunto. También en esta linea encontramos discursos como los de Isabelle Stengers o Bruno Latour, que apuestan por una “cosmopolítica” ecológica y decolonial (por ejemplo, en el libro de Stengers Cosmopolítica, o en el nº 14 de la Revista Pléyade, en español, donde Stengers presenta “La propuesta cosmopolítica” y Latour se pregunta “¿El cosmos de quién? ¿Qué cosmopolítica?”)
La imagen es de una obra temprana, en la que vertías parafina sobre un lago. Me hace pensar que para coagular hace falta más que voluntad: hace falta un conocimiento experiencial de la materia… pienso en sí quizás hay una analogía con el presente ¿estamos tratando de coagular sin conocer antes, sin tocar?

AQUEIROPOIESIS (el sol)Instalación sin título en el Alcazar Genil de Granada, 1996

EVA LOOTZ:

Hay un aspecto aqueiropoiético de tu obra, puesto que de alguna manera insistes en ausentarte de ciertos procesos de producción, como en tus primeras obras a base de potingues y vertidos, o en tus esculturas de arena, en las que permites que el tiempo y las leyes de la física se conviertan en tus aliados. De alguna manera tú les pones la mesa y ellos se encargan del banquete. Esta “creación sin manos” es, paradójicamente, extremadamente matérica. ¿Hay en ella una voluntad de permitir que se exprese algo que está más allá (o más acá) del lenguaje y de la voluntad humana?    

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Sí, es crear un dispositivo donde las materias muestren sus propiedades, una especie de teatro donde lo que actúa son las fuerzas. En el Alcázar Genil de Granada, pabellón extraordinario que se encuentra dentro de una finca de recreo de época almohade, que era residencia de la madre de Boabdil cuando los Reyes Católicos tomaron Granada, la pieza “Sin Título” (1996) entró en resonancia con los mocárabes de la cúpula del pabellón. Lo que arriba es luz que se esponja rítmicamente entre las yeserías del techo, se refleja abajo de manera invertida a través de la caída de la arena, debido a los agujeros repartidos rítmicamente en el recipiente. Esta resonancia se produjo en un espacio realmente singular, en el que la luz entra a través de cinco ventanas desde cada uno de los muros, que funcionan como una especie de reloj solar.En el caso de las vasijas de arena se trataba inicialmente de crear un dispositivo donde la gravedad actuara y mostrara su fuerza, pero luego, además, entran en juego los demás elementos que he descrito y que yo no controlaba. De la misma manera que no me resigno a perder el cuerpo para avanzar en el conocimiento, no me resigno a perder las propiedades de la materia…

LA CONVERSACIÓN QUE NO CESA (la luna)Se avecina una tormenta de nieve, de la serie de fotografías Pequeño teatro de derivas, 1994-95

EVA LOOTZ:

Te propongo pensar sobre el animismo como una especie de conversación, de intercambio. De nuevo, nos encontramos con la cuestión del lenguaje, puesto que podríamos decir que en las cosmologías “animistas” (o vitalistas), la conversación nunca se detiene; y sólo existe porque está en funcionamiento. Como dice Nurit Bird-David, “No personificamos primero a otras entidades y luego socializamos con ellas, sino que las personificamos como, cuando y precisamente porque socializamos con ellas.” (en “Animism” Revisited: Personhood, Environment, and Relational Epistemology)Conversar con el mundo, dice Isabelle Stengers, es animarlo, re-animarse, animar el propio pensamiento (en Wondering about materialism). ¿Consideras que el arte es una de las formas de supervivencia del animismo en Occidente?

Se avecina una tormenta de nieve. PTD.jpg

Según lo que entendamos por animismo, claro.  Te he dicho en algún momento que en el viaje al Japón descubrí que era animista, dado que el sintoísmo es un animismo. Tal vez lo dije un poco a la ligera, expresé un sentir, porque con estas cosas hay que ir con pies de plomo, está en juego la psique humana. Creo, como dice Julia Kristeva en su libro sobre Santa Teresa, que las religiones son laboratorios de las fuerzas psíquicas. A lo largo de mi vida he visto los terrores abismales de la psique humana al descubierto y en carne viva y por tanto me tomo estas cosas en serio. Es también la razón por la que me ha interesado tanto la figura de Aby Warburg. Pero me parece grave que haya tantísima gente en la que estas fuerzas están simplemente anestesiadas, aparcadas por un sistema de vida que se apropia de la atención y ocupa cada momento de su tiempo ¿qué pasará cuando estas fuerzas se despierten? Quiera o no, soy una occidental y he pasado por el cristianismo, pero he tratado de aprender también del sufismo, del budismo, del taoísmo y últimamente hasta del canibalismo (como sabes por mis lecturas, de Eduardo Viveiros de Castro, por ejemplo. ).

SACAR EL CUERPO ADELANTE (el carro)Body painting y Mano emplumada, 1975 (dispuestas en diagonal)

EVA LOOTZ:

Has dicho: “no quería adquirir conocimientos académicos ni hacerme experta en las clasificaciones de los llamados ‘salvajes‘, sino que deseaba hacer de una manera salvaje y había en ello una cierta violencia y un rechazo a la tradición. Hacer aflorar las potencialidades de cada cosa, lo que supone una minuciosa observación, tal y como lo hacían los supuestamente ‘primitivos’, así que en un momento dado debí de decidir que yo era mi propia salvaje… En mi caso, ante lo dudoso y enmarañado de la subjetividad al uso y lo problemático de las metafísicas reinantes me agarré a las propiedades de la materia”En este sentido, ¿crees que el arte ofrece vías para sacar el cuerpo adelante? ¿Puede ofrecer  formas de resistencia sensorial, desde el cuerpo, que sean claves para el pensamiento decolonial?

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El arte es un hilo en el que se unen muchos cabos, y el cuerpo sí, puede ser una de las hebras; pero en general, diría que es un terreno para desplegar todo lo que ha sido reprimido, olvidado, soslayado, enterrado. Hemos sido ciegos frente a tantas cosas, el hecho de que existan otras lógicas, por ejemplo, no hemos querido admitir que existe una variedad de lógicas, no solo la nuestra. Pintar sobre el cuerpo responde a un impulso ancestral. Estas pinturas corporales practicadas en 1976, cuando el tatuaje aún estaba lejos de estar de moda aquí, expresaban un deseo de alteridad, era como decir nosotros pertenecemos a “otra tribu”, somos de otra manera. También hacía hincapié en el gesto de poner la mano sobre el corazón; indicaba que los gestos dejan huella, como esas plumas que se quedan pegadas en el lugar donde había estado la mano. Nunca he usado un material con vistas a una posible relación simbólica, pero se me ocurre -a posteriori- que a las mujeres se nos ha insultado comparándonos con “gallinas”…

LA TAPA DEL MUNDO (el diablo)- Sin título, plomo, estaño y lana de acero, 1977
(Col. ICO)

EVA LOOTZ:

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La pregunta me remite al tema de la “legibilidad del mundo”, tema que Hans Blumenberg examinó detenidamente en su espléndido libro del mismo nombre. Durante siglos Occidente ha creído poder descifrar el mundo como si fuese un libro, el libro de Dios, por así decirlo, pero a partir de un cierto momento eso deja de ser un intento razonable y se produce el giro copernicano. Sin embargo, pienso que lo que ha enseñado a “leer” a los humanos es el saber distinguir lo semejante en medio de lo diverso. Cosechar, en el sentido de recolectar y más tarde sembrar, ha sido el comienzo del desciframiento del mundo y prefiguró un alfabeto, de ahí que, al parecer, el primer alfabeto de Occidente, anterior al Lineal A y B que llega desde Oriente sea un alfabeto de los árboles, el “Beth–Luis–Nion” de los países nórdicos. Y es curioso que en el idioma alemán la palabra “lese” significa a la vez lectura y cosecha. El tema del alfabeto de los árboles lo investigó Robert Graves en La diosa blanca, y yo hice una referencia a este tema cuando hice La mano de Lineo, una instalación que realicé en el Norte de Suecia y que es poco conocida en España.En pocas palabras: no es que el mundo se oculte a sí mismo, sino que la superficie del mundo en su diversidad, lo visible, está lleno de pliegues en los que se resguarda lo que (aún) no tiene nombre. O sea, lo visible contiene siempre más de lo que somos capaces de nombrar. Y eso lo han sentido ciertos artistas, el fotógrafo Josef Sudek, por ejemplo, cuando dice “en las cosas siempre hay algo más”, o Gonzalo Rojas, el poeta chileno, cuando dice “todo es otra cosa”.  

Me vuelve una imagen de la historia colonial sobre la que hiciste hincapié un día: un barco lleno de mercurio. Un metal que tiene un gran poder por su relación con el oro, puesto que lo amalgama. Y, además, enormemente venenoso.Hay una ambigüedad brutal en esa imagen que tiene que ver con el intento, muy crudo y torpe, de contener algo que no fue hecho para ser contenido. Algo amenazante, poderoso, que no se puede simplemente meter en una jarra y tapar, o que en todo caso se tapa a sí mismo, porque se oculta a plena vista en su ser inasible. A raíz de esto se me ha ocurrido preguntarte, ¿crees que el mundo se oculta a sí mismo, a plena vista? ¿Crees que la ciencia, como forma suprema de conocimiento occidental, da o puede llegar a dar cuenta de ello? 

AGUAS Y OTROS VERICUETOS (la estrella)Fotograma del video de la instalación La canción de la tierra, en la Tabacalera de Madrid, 2016, y Cuenca suspendida, en la Casa Encendida, 2009

EVA LOOTZ:

En tu trabajo hay un interés por el agua. Después de pasar por varios fluidos, llegaste al agua como líquido clave en un sentido geoestratégico.Me parece interesante que, además, el agua de los ríos suele estar relacionada con deidades femeninas (al igual que las cuevas). Por otra parte, el agua tiene la característica de introducirse y salir, de ser negativo y positivo. Me pregunto si tu interés por el agua, además de ser político, tiene que ver con esta cualidad esotérica y formal del agua, un elemento que es en positivo y negativo, desafiando dualismos estancos. El agua, que, como te he oído decir en alguna ocasión, hace no-haciendo…

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Dicen los chinos: “la bondad suprema es como el agua” (Lao Tse) . También recuerdo la idea, de Tchuang Tse, de que no haciendo, el agua muestra su fuerza. “El agua, no haciendo…” fue el título de la exposición de 2015 en el Palacete Embarcadero de Santander. Aparte del desafío de la dualidad, el agua es sintomática de ese no-hacer que he ido buscando.  Siempre he querido que las cosas se hagan solas, y no es por pereza…Y en lo que al dualismo se refiere: los dualismos que más me han fastidiado siempre son el de materia y espíritu y el de cultura y naturaleza, más incluso que el de hombre y mujer; el hecho de que los socialmente débiles estén predestinados a hacerse cargo de todo lo que atañe a la materia y los poderosos a ocuparse del espíritu; ellos tienen la exclusiva del pensamiento, son celebrados como genios, ponen las reglas y dictan las leyes.Por supuesto que existen las polaridades y las fuerzas contrarias, sin los opuestos la psique se estanca, sabemos que la malla básica del discurso es la bifurcación y para Levi-Strauss el elemento clave de la estructura del pensamiento era la diferencia y el contraste. Sin diferencia no es posible pensar, o, como señalan los lingüistas, el sentido proviene del contraste entre fonemas, y los mitos son un conjunto de transformaciones de sistemas de oposición extraídos del mundo sensible: crudo y cocido, miel y tabaco, sol y luna. Y, sin duda, el invento del sistema binario por Leibniz fue un hallazgo magistral. El problema está que en Occidente los dualismos se han fosilizado y se les ha añadido una valoración, así quedó realzado el espíritu y despreciada la materia. Frente a eso está el modelo del pensamiento chino, y otros tantos, donde los contrarios están en continuo movimiento, donde los polos se transmutan el uno en el otro, se complementan y se potencian.

TODO ESTÁ DESAPARECIENDO (la torre) Instalación con espejos en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, 2020

EVA LOOTZ:

En alguna ocasión me has contado como te empezaste a fascinar por la antropología a partir de una conferencia sobre los pigmeos a la que te llevó tu madre. Al hilo de esto, reflexionaste que, aunque se ha demostrado que la antropología se ha usado para generar divisiones entre “nosotros” y “ellos”, para ti supuso más bien una línea de fuga que permitía escapar a lo “nuestro” e iniciar una complicidad con lo “otro”. En tus trabajos recientes se percibe una urgencia y preocupación por las cuestiones decoloniales y por los activismos del sur global; por la forma en que se está oprimiendo y diezmando a las poblaciones indíigenas de América Latina. Aunque puede parecerte muy obvio, ¿podrías hilar tus preocupaciones antropológicas originales con tus preocupaciones políticas decoloniales?

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Creo que el arte es un terreno propicio para las mediaciones y para generar conexiones con “los otros”. Supongo que los que se convierten a la larga en nuestros temas corresponden a un motor profundo dentro de nosotros. En mi caso era el rechazo a la sociedad en la que crecía: la perspectiva de convertirme en una señora como las que había a mi alrededor me producía náuseas.Pero, además, estamos hoy en un momento de constatar el fracaso de todos nuestros programas civilizatorios y el arte no puede sino ser crítico. Tiene que contribuir a crear una consciencia expandida y con ello otra forma de vivir.Decía Nietzsche en su Zaratustra: ¡Cuidado que no os aplasten las estatuas cuando caigan!  Yo diría: ¡Cuidado que no os aplasten los corrimientos de tierras de las montañas de dolor de las que está lleno Occidente!

EL ORIGEN TIENE LUGAR EN TODO MOMENTO (la rueda)Uno de los 59 dibujos de Binomio. Diálogos entre arte y ciencia

EVA LOOTZ:

He aquí otra figura posicionada contra el dualismo: la rueda.“La inconsistencia es mi esencia”, decía Boecio en la Consolaciónde la filosofía al hilo de esta figura simbólica.Además, la rueda encarna la relación dual de progreso y decadencia,con la suerte o el azar de por medio como instigadordel movimiento.Me parece interesante relacionar esta figura con le idea delorigen, tan central a la concepción lineal del tiempo y de la historiaen Occidente. ¿Y si, como tú escribes en este dibujo, el origentuviera lugar en todo momento? ¿Podría esta noción ayudarnos adeconstruir esa pesada “timeline” del llamado progreso occidentalpara nutridnos de una cierta visión pre-moderna?

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Esta es una manera radical de contradecir la linealidad del tiempo, o lo que Paco Jarauta suele llamar el burdel del historicismo (algo que dice a menudo), porque el tiempo está en tensión con la crisis del presente, pero al mismo tiempo con todos los pasados.No hablaría de una visión pre-moderna, si entendemos la Modernidad como la época en la que prevalece la lógica de la producción, la fe en el progreso y el culto a la razón, sino de una visión no-moderna, evitando así situarnos dentro de una secuencia temporal lineal, la secuencia historicista habitual. Pues, como dice Carlo Rovelli (en su libro El orden del tiempo) “el tiempo universal se ha desintegrado en una miríada de tiempos propios”. El tiempo del mecanicismo, el tiempo de Newton ya no es nuestro tiempo, pero tampoco lo es el anterior, el del Renacimiento o el de la Edad Media. Y precisamente haciendo la pieza “A Farewell to Isaac Newton” en Londres, es cuando empecé a reflexionar más detenidamente sobre el espacio-tiempo. Era el momento cuando, con la intensificación del bombardeo continuo por imágenes de todo tipo, la generalización de las prótesis de la visión, tomaba consciencia de que inevitablemente había cambiado nuestra manera de ver, y a la vez nuestro marco temporal.

LA SERPIENTE (la muerte)Fotograma del video Entre manos en el que aparece la figura de hilo del relámpago, y arte románico del siglo XII, fragmento del Altar de sagas

EVA LOOTZ:

En El ritual de la serpiente de Warburg, se habla de la serpiente “como elemento mediador” instigador del rayo y la lluvia. La serpiente como “daimon” o mediador es un clásico de muchas culturas, incluida la cristiana; solo que en la cristiana, el “daimon” fue “demonizado” y, con ella, quizás ¿todos los procesos de mediación y transformación?¿Crees que el arte puede ser una forma de honrar esos elementos intermediarios, adquiriendo una mayor conciencia (ecológica y política) de aquello que nos sustenta? Me inclino a pensar que el arte puede ofrecer vías de concienciación en este sentido, y que esa toma de conciencia tiene una dimensión política. Esto es lo que yo, al menos, veo en tu trabajo. ¿Cuál ha sido tu camino hacia esta toma de conciencia y posición que es, a la vez, ecológica, decolonial, estética y política y qué supone la mediación entre estos mundos? 

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En la imagen, aparece un fotograma del video que llamé “Entre manos”, en el que la voz en off entreteje un texto poético de Ani Bustamante, escritora y psicoanalista con relatos de los indios Cree y con figuras de hilo que encontré en un libro sobre el papel de este tipo de formas en diferentes pueblos originarios. La de la imagen es la serpiente, claro. En las figuras de los cordeles queda entrelazado el cuerpo, la memoria y el lenguaje, de manera que allí el conocimiento ES físico. No me resigno a perder el cuerpo para avanzar en el conocimiento.Y sí, el arte es el lugar para los procesos de mediación, no tenemos otro. Está corrompido, parasitado, envenenado, mercantilizado y aún así, es necesario…Como dice un amigo “el mundo del arte es lo que impide que el arte haga mundo”. Es necesario salvaguardar este lugar porque es donde pueden crecer los manzanos silvestres…

LA LENGUA MUDA (el ermitaño)Lengua, tierra, parafina, y lana de acero, 1983 (Col. Helga de Alvear)

“Siempre me ha extrañado”, dijiste en algún lugar, “que nadie haya reparado en la extraña oralidad que emana de gran parte de mis piezas en los años setenta, las piezas de guata, de algodón, rellenos de sastrería y parafina. En su singular carácter de bizcocho, croqueta, o masa pastelera perversa y no comestible.” Esta “oralidad subliminal”, dices, tiene que ver con “merodear en los fondos en los que falta el lenguaje”, con “bucear en el territorio de lo indigesto, de lo impronunciable”, y de alguna manera es de allí que viene tu trabajo con las lenguas, aunque también entronca con la cuestión decolonial, que tanto te preocupa, de las lenguas indígenas en vías de extinción. ¿Podrías hablar un poco más de este encuentro entre mundos que se da en tus lenguas? 

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EVA LOOTZ:

Mi madre me dio de mamar durante mucho tiempo y los dientes me tardaron mucho en salir, al parecer hacían chistes de que me iban a regalar una dentadura postiza para el primer cumpleaños. Es decir, soy de desarrollo lento y he debido de pasar más tiempo de lo normal en la fase del pre-lenguaje. Y si me acerco a este tema es como acercarme a un magma en ebullición, siento las infinitas posibilidades del continuo. Es un pozo en el que puedo bucear infinitamente y siempre me dan ganas de hacer cosas. De coger trapos viejos, restos, naderías, deshechos y transformarlos. Derretir parafinas y “cocinar” el mundo. Y ese registro se me ha activado de nuevo con el tema de las lenguas en peligro de extinción que trabajé para el Patio Herreriano.Mi temprano interés por los pueblos “otros” era, supongo, una vía de fuga, un alivio al rechazo que sentía frente a la sociedad en la que estaba creciendo. Era un malestar profundo con la sociedad burguesa. De ahí ese motor que pedía cambio y la facilidad de identificarme con unas gentes, el empeño de guardar sus lenguas y hacerse fuertes en su otredad. Recuerdo que desde muy pronto me atrajo la figura de Margaret Mead, la polémica antropóloga que, a través de sus estudios en Samoa y Nueva Guinea en los años 20 y 30, puso en duda que la división del trabajo entre los sexos tuviera un fundamento biológico. En fin, a veces, ser artista es hacer contrabando entre mundos diferentes…

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EPÍLOGO: una tirada “en árbol”

Los arcanos mayores supuestamente representan cada una de las 22 letras del alfabeto hebreo y esta tirada concreta recibe el nombre de “Árbol de la Vida”, una figura cabalística sumamente importante. Sin embargo, parece ser que los origines del tarot tienen más que ver con el juego del “naibi” italiano; una baraja infantil con fines pedagógicos y mnemotécnicos cuyas cartas representaban los estados de la vida, las nueve Musas, las seis virtudes teologales y los siete planetas (Alexandiran, 2018, p. 336). Otros le atribuyen al tarot orígenes egipcios u “egipcianos” de calado esotérico y jeroglífico.  
Ciertamente, no nos importa cual sea el origen fehaciente del tarot, sino el vínculo que se establece en todos estos casos entre palabra e imagen: el tarot como alfabeto de “imagos”, de imágenes supervivientes, que se combinan fragmentariamente. Un juego de niños, como el del naibi, que se vuelve juego para adultos o, como decía Aby Warburg de su Atlas Mnemosyne, una historia de fantasmas para adultos. 
Este paralelismo se ha enfatizado recientemente en la exposición que se realizara a finales del 2020 en la Haus der Kulturen Der Welt, en Berlin. Es una relación, además, que puede establecerse a partir de la obra del propio Warburg, ya que como dice la historiadora y tarotista Veronica Elizondo, las tablas del Atlas Mnemosyne “dedicadas Andrea Mantegna, Claude Manet y Albrecht Dürer contienen un estudio de mazos de tarot históricos y la perdurabilidad de las imágenes como el Mantegna Tarocchi (Ferrara s. XV); las barajas de Jean Dodal (Lyon s. XVIII) y Jean Payen (Avignion s. XVIII)” (Elizondo, 2020). 
El origen del tarot, un invento seguramente occidental, se sitúa en Oriente. Como invento moderno, se le atribuyen orígenes antiquísimos. En este sentido, el tarot posee la misma cualidad virtual que la ciencia ficción (“en una galaxia muy lejana”) o los cuentos (“hace mucho, mucho tiempo”), que usan estos subterfugios para remitirse, con licencias, a nuestro mundo, tiempo, o vida. Por eso, como dice Alexandrian, el tarot representa “el destino humano” o el “juego real de la vida humana”. Por su parte, el Atlas de Warburg, “al igual que las cartas de tarot, nos invitan a un viaje fragmentario y abierto hacia el arcano XXI, el Mundo” (Elizondo, 2020). En ese sentido todas estas plataformas tienen en común su capacidad proyectiva, que posibilita que la micro-escala del relato se amplíe hasta coincidir con la macro-escala de “la vida”, “el mundo” o “el destino”. 
Y, sin embargo, no hay una carta-destino. No hay una imagen verdadera de la misma manera que en el panel de la ninfa no hay una ninfa que sea más ninfa que las otras, sino que el relato se da en los intersticios fantasmáticos, en las fuerzas magnéticas que mantienen esas imágenes, en ese momento, unidas y levitando a ras de suelo, en tensión entre el significado y su ausencia. No se trata de una biografía concreta, individual, aislada en la literalidad de una sucesión de eventualidades anecdóticas (toda historia, ya lo sabía Warburg, es bastante más compleja que eso), sino de una lectura en la que ese individuo se ubica en otros tiempos y dimensiones (digamos transhistóricos, cósmicos), proyectándose o convirtiéndose en pantalla de un flujo de imágenes al que le abre su cuerpo. El individuo, claro está, sigue ahí, pero lo que le da significado a su historia es precisamente aquello que la conecta con la gran historia.
La tirada del árbol de la vida fue elegida por representar este desdoblamiento a la perfección: es una tirada que suele ser usada para abarcar todos los aspectos de la vida del consultante pero, simultáneamente, es una tirada que remite a una figura cabalística que representa diagramáticamente la creación del universo mediante 10 estados o emanaciones divinas conocidos como “sefirots”. Además, el primer “sefirá”, que se corresponde con el lugar de la primera carta, se sitúa en la copa del árbol, por lo que de alguna manera este “mundo al revés” (del que, por cierto, habla en términos decoloniales no vinculados al tarot la socióloga boliviana Silvia Riviera Cusicanqui) se representa de forma muy literal: el principio es el fin. Los “sefirots”, en orden descendiente, son los siguientes: 

1. Kéter (La corona o providencia; el punto de luz originario)
2. Jojmá (sabiduría; el principio “padre”)
3. Biná (inteligencia o entendimiento; el principio “madre”)

(Estos tres primeros componen “el gran rostro”)

4. Jésed (misericordia, que es grandeza; darse)
5. Gevurá (justicia, que es fuerza; imponerse sin despotismo)
6. Tiféret (belleza; la piedra angular)

(Tiféret es clave, porque al estar en el centro del árbol conecta con todas las demás. Además es la responsable de conciliar a Jésed y Gevurá, un equilibrio muy delicado sobre el que propongo que se detenga el lector un segundo)

7. Netsaj (victoria de la vida sobre la muerte)
8. Hod (majestad o esplendor del ser)
9. Yesod (el fundamento, que es la generación)

(Estos últimos seis constituyen “el pequeño rostro”)

10. Maljut (El Reino -de la tierra-; la materialidad, desvinculada ya de lo divino)

(El remate, o raíz, es el único estado del árbol que no emana de Dios directamente, sino de su creación.)
Trácese ahora un paralelismo con la primera y seguramente última tirada de este “Tarot de Eva”: 

1. El mago
2. El sol
3. La luna
4. El carro
5. El diablo
6. La estrella
7. La torre
8. La rueda
9. La muerte
10.El ermitaño 

Además, la tirada del árbol de la vida se puede leer por columnas, reforzando de nuevo el principio no lineal de sus múltiples lecturas. De hecho, al estar estos “sefirots” conectados por flujos o devenires, las columnas son fundamentales, puesto que ponen de nuevo en contacto la materialidad (Maljut, el principio de las formas, en la raíz del árbol) con ese punto de luz que marca el principio (Kemet, en la copa de este árbol “del revés”). En este caso, las columnas serían: 











Y lo que eso pueda significar, lo dejaremos apuntado apenas con algunas insinuaciones que se nos sugieren a lo largo de la lectura que, como vemos, consiste en ir solapando diferentes imágenes (las de Eva, las del Tarot de Marsella, y las del Árbol de la Vida cabalístico). 

Esto es todo lo que se nos pide: paciencia para ir entrecruzando significados y significantes. Sin ser una experta, es fácil profesar una cierta “diletancia tarotista” si se tiene la paciencia para ir tejiendo estas tres dimensiones hasta que, con el barrillo que se va produciendo, se conforma una especie de ”golem” de coherencia. En este sentido el tarot consiste, como ha dicho Eva del arte en esta entrevista, “en hacer contrabando entre mundos diferentes”. 

Por ejemplo, así:  

- El mago es la chispa. De un golpe de varita, o con un gesto cargado de “pathosformel”, perfora, incendia el velo. Curiosamente, se trata de la imagen de la parafina derramándose sobre el lago, brillante. Caldo de cultivo de algo, potingue. El mago es el arcano número 1, y cae en la “casilla” o “sefirá” 1 del árbol. Habiendo barajado bien, que conste. El mago es el “big bang”, y también lo es el “sefirá” Keter. 
- Sigue el sol, derramando su tiempo analógico de reloj de arena (que aquí representa la sabiduría), y acto seguido la luna, que aquí representa la inteligencia de aceptar la tormenta de nieve que se viene. Las dos cartas caen, por si fuera poco, en los lugares del padre y de la madre por pura “carambola” binaria. De esta forma, el “pequeño rostro” queda tan coherente que parece orquestado: un claroscuro impecable formado por ese punto de luz que se abre sobre el día y la noche, el sol y la luna, el padre y la madre ¡He aquí el poder del tarot para crear coherencia condensado en estas tres cartas! 

- Tras esto, nos encontramos con el carro, la imagen nítida de la fuerza de voluntad, que se vincula aquí al “sefirá” de la apertura al mundo, de la generosidad. Es decir, que esto va de darse sin titubeos, con la autoridad de quien está al volante, sin remilgos ni falsas humildades.

- El diablo ha caído, creo, en un lugar que le hace gran justicia. En el tarot, el diablo es una carta que nos remite al vicio; una carta de cuerpos psíquicos echados a perder, connotada negativamente por demasiado “terrena”. ¿Pero quizás necesitamos una justicia más matérica, más tangible? O quizás este cruce de imágenes nos hable de una materialidad extrema y depravada que se ha convertido hoy en ley. O quizás nos hable de la justicia matérica que se da en el trabajo de Eva a fuerza de respetar la agencia de los materiales y las materias primas. El diablo es terrenal, y por eso el arte (o el que aquí nos interesa) es diabólico. 

- En el tarot, la estrella es agua y es Venus (“el lucero del alba”), así que encaja idealmente con “La belleza” (Tiferet, que es este sefirá). Es decir, que el lucero ha caído donde debe. Y al agua se convierte en la piedra angular que reconcilia (pensemos cómo) una voluntad decidida a darse (Jesed) y una justicia terrena, material (Gevurá). El agua, que hace no haciendo, discurre en paralelo con la belleza, que reconcilia sin estratagemas, simplemente siendo. 

- La torre representa un orden que cae inevitablemente y que, parece lógico suponer, debe caer para que la vida venza. También parece lógico suponer, y a la propia torre me remito, que no será fácil ni indoloro. Si quieres ver algo date prisa, porque todo está desapareciendo: pero habrá que ver qué es, finalmente, lo que acaba desapareciendo… 

- He aquí la rueda (del tarot) en toda la majestad y esplendor de su ser (el octavo “sefirá”: Hod). Quizás aquí el mensaje sea que, cuando se asume la rueda como única esencia, trasluce el esplendor del ser. Sin duda la consultante (Eva) asume que el origen tiene lugar en todo momento. La consultante que es, por cierto, tocaya de otra Eva que introdujo el rodar del tiempo, hasta entonces congelado. Por otra parte, esta carta en este lugar nos podría indicar que este es el momento de la rueda; que nos encontramos en un momento en el que “el origen tiene lugar en todo momento” y que ya no hay forma de volver hacia la linealidad propia de la constitución moderna, aunque quisiéramos. 

- Aquí nos encontramos a la muerte en el “sefirá” de la generación: esto no puede estar más claro. Otra carta que atina en el blanco y nos remite al poder de las imágenes, porque no me cabe duda que esto ha sido obra de la serpiente, elegida para representar la muerte por su vinculación obvia tanto con la enfermedad como con la regeneración y la cura. Ha sido la serpiente la que ha gravitado, por si quedaban dudas, hacia el ”sefirá” de la generación de la vida (“sefirá” vinculado, por cierto, a los genitales). 

- Por fin, el que nos faltaba: ¡el ermitaño cae en la casa de la materia! Esta carta del tarot, que representa la búsqueda del autoconocimiento, cae en el único “sefirá” que es emanación humana, y no cósmica, y que simboliza las formas, pero no abstractas, sino tangibles. ¡Nos encontramos en el “sefirá” de la escultura! Como en el caso anterior, sospecho que ha sido la tierra de la lengua la que ha pesado hacia las raíces de este árbol del revés. Esta es la última carta, pero también la primera, porque está en la raíz. Es decir, que podría ser un buen comienzo este que se insinúa aquí y que Eva (Lootz, o quizás la Eva bíblica) secunda con toda su obra: conocerse desde la más estricta y desnuda materialidad, aprendiendo el idioma de las lenguas de trapo y tierra. 

 

1. Artista. https://evalootz.net/
2. Universidad Oberta de Cataluña, crodriguez_ponga@uoc.edu, https://orcid.org/0000-0001-6263-6678
3. Comisariada por Roberto Ohrt y Axel Heil en colaboración con el Warburg Institute.
4.  El último o el primero de los arcanos mayores, el loco, no se numera.
5. El tarot se comporta como una especie de traductor de temporalidades, aspecto este que resultaría crucial examinar en la actual crisis ambiental, ya que, como señala Dipesh Chakrabarty, la desconexión entre nuestro tiempo y el tiempo geológico de la tierra sería uno de nuestros principales problemas como especie.

Referencias:
Alexandrian (2018). Historia de la filosofía oculta.  Ed. Valdemar.
V. Elizondo, V. (25 de noviembre 2020). Contra el historicismo: Atlas Mnemosyne de Aby Warburg en Haus der Kulturen der Welt, A-Desk. https://a-desk.org/spotlight/contra-el-historicismo-atlas-mnemosine-de-aby-warburg-en-haus-der-kulturen-der-welt/

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